El hijo de una de ellas
tenía dermatitis atópica, como un alto porcentaje de los niños
actuales, y les surgió el interés por el tema. Querían elaborar un
producto lo más natural posible y que fuese adecuado para pieles tan
hipersensibles como la del hijo de
Sara. Y así empezaron.
Se documentaron, se formaron
y se pusieron manos a la obra, intentando siempre que todos los
componentes y todos los pasos del proceso fuesen lo más limpios,
ecológicos y naturales posible.
Con esta filosofía,
elaboraron su primer producto: el ungüento para pieles atópicas.